
Es posible que a los alcohólicos les cueste algún tiempo reconocer su propia enfermedad. Pueden argumentar que sus problemas son “diferentes” y decir que A.A. no les es necesaria ni deseable. Estos bebedores a menudo insisten en que distan mucho del fondo, y al mismo tiempo lo hacen más y más profundo. O sencillamente siguen insistiendo en que pueden mantenerse sobrios por sus propios medios. Desgraciadamente no pueden, y nunca lo logran. A todo aquel que tenga cariño a un alcohólico, estas reacciones y evasiones le parecerán una píldora difícil de tragar. La verdad es que nadie puede imponer el programa de A.A. por la fuerza a otra persona. No obstante, si el bebedor a quien usted quiere vacila en buscar la ayuda necesaria, usted puede tomar algunas medidas para contribuir a su recuperación. Puede adquirir sólidos conocimientos — si es posible de primera mano — sobre el programa de A.A., para poder estar en óptimas condiciones para ayudarle cuando esté listo para recibir ayuda. Puede informarse sobre el programa escribiendo a A.A. o a los Grupos Familiares de Al-Anon. En muchos pueblos, las personas cercanas a los miembros de A.A. (o a los que necesitan de A.A.), se reúnen regularmente para intercambiar experiencias y puntos de vista sobre el problema del alcoholismo. Forman parte de lo que se conoce como los Grupos Familiares de Al-Anon. Entre éstos, se encuentran los grupos Alateen, para hijos adolescentes de padres alcohólicos. Al-Anon no está afiliada a A.A., pero ha contribuido sustancialmente a aumentar la comprensión del programa de recuperación de A.A. Su credo nos dice que el alcoholismo es una enfermedad de la familia, y que un cambio de actitud puede facilitar la recuperación.* La larga experiencia de A.A. nos ha enseñado lo necesario que es tener confianza y mostrar paciencia al animar al alcohólico a que comience su proceso de recuperación.
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Es posible que a los alcohólicos les cueste algún tiempo reconocer su propia enfermedad. Pueden argumentar que sus problemas son “diferentes” y decir que A.A. no les es necesaria ni deseable. Estos bebedores a menudo insisten en que distan mucho del fondo, y al mismo tiempo lo hacen más y más profundo. O sencillamente siguen insistiendo en que pueden mantenerse sobrios por sus propios medios. Desgraciadamente no pueden, y nunca lo logran. A todo aquel que tenga cariño a un alcohólico, estas reacciones y evasiones le parecerán una píldora difícil de tragar. La verdad es que nadie puede imponer el programa de A.A. por la fuerza a otra persona. No obstante, si el bebedor a quien usted quiere vacila en buscar la ayuda necesaria, usted puede tomar algunas medidas para contribuir a su recuperación. Puede adquirir sólidos conocimientos — si es posible de primera mano — sobre el programa de A.A., para poder estar en óptimas condiciones para ayudarle cuando esté listo para recibir ayuda. Puede informarse sobre el programa escribiendo a A.A. o a los Grupos Familiares de Al-Anon. En muchos pueblos, las personas cercanas a los miembros de A.A. (o a los que necesitan de A.A.), se reúnen regularmente para intercambiar experiencias y puntos de vista sobre el problema del alcoholismo. Forman parte de lo que se conoce como los Grupos Familiares de Al-Anon. Entre éstos, se encuentran los grupos Alateen, para hijos adolescentes de padres alcohólicos. Al-Anon no está afiliada a A.A., pero ha contribuido sustancialmente a aumentar la comprensión del programa de recuperación de A.A. Su credo nos dice que el alcoholismo es una enfermedad de la familia, y que un cambio de actitud puede facilitar la recuperación.* La larga experiencia de A.A. nos ha enseñado lo necesario que es tener confianza y mostrar paciencia al animar al alcohólico a que comience su proceso de recuperación.
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Si el alcohólico responde a su recomendación entusiástica de A.A. negándose incluso a discutir el problema, puede que usted se sienta desolado y resentido. A veces, debido a los trastornos que el alcohólico causa, o a su influencia adversa sobre los hijos, puede que usted decida marcharse, dejándole solo ante su problema. Sin tener dónde recurrir, el alcohólico puede verse motivado a buscar ayuda en A.A. antes de lo que lo haría si usted se hubiera quedado con él o ella. De vez en cuando es necesario ser cruel por un tiempo para poder más tarde ser bondadoso. Puede que el alcohólico parezca rebelarse contra la idea de A.A., estando al mismo tiempo casi dispuesto a aceptar el ánimo y apoyo que le está dando usted, y a unirse a A.A., o, al menos, a escuchar lo que algunos alcohólicos recuperados tienen que decir acerca del programa.
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En esta etapa, el alcohólico se siente a menudo perplejo — sabe que tiene que hacer algo para hacer frente a la enfermedad, pero no puede formarse una idea clara de la situación.